La respuesta a esta pregunta es sencilla: NO. Sería suicida. Sería una estupidez de la naturaleza (que todo hay que decirlo, no suele hacer muchas). El miedo no es sino información muy útil sobre nosotros mismos y el mundo. Nos suele informar de los límites, de nuestros límites. Al igual que el dolor, que no es agradable de sentir, tiene una función fundamental: protegernos.
En los humanos, la protección se extiende a "objetos" y situaciones abstractas. El miedo al fracaso o al ridículo son experimentados, al igual que el miedo al daño físico, en el cuerpo y mediante el cuerpo. Por tanto, existen una serie de significados, es decir, de construcciones lingüisticas, que pueden provocarnos desde aprensión hasta terror y pánico.
Lo que si podemos hacer es ser conscientes de estos significados, y su relación con nuestra forma de pensar y nuestra conducta. Si entendemos que nuestra forma de pensar tiene mas que ver con el miedo que sentimos, y con nuestras inseguridades por cosas que nos pasan en nuestra vida, que con las catástrofes que nuestro pensamiento anticipa, podremos variar nuestra conducta y confrontar las situaciones anticipadas como catastróficas. Al enfrentarlas, y seguramente no tener los anticipados resultados catastróficos, nuestros límites quedarán mas lejos, seremos mas libres, y
la intensidad del miedo será menor cada vez.
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1 comentario:
Ya sabes de qué pie cojeo Jesús: pienso que hemos desatendido la crianza del miedo somático, desde el organismo, hacia el organismo y para el organismo. Biológicamente es de tendencia hipocondríaca y, con el concurso de la cultura alarmista sobre organismo al uso, se junta el hambre con las ganas de comer...
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