
Afrontarlo. Pero la cuestión es, ¿cómo lo afrontamos?. Existen dos formas de afrontamiento, una de ellas consiste en “agarrar el toro por los cuernos”, inundarse en su propio miedo aceptando las consecuencias de lo que ocurra y repetir la inundación siempre que se presente la ocasión. El tiempo y su fuerza de voluntad darán resultados muy positivos. Los síntomas del miedo se reducirán considerablemente. La otra forma consiste en un entrenamiento. Una desensibilización a la situación. En este caso irá paso a paso. Empezará practicando la charla en solitario que le servirá para afianzar sus ideas y su forma de comunicarlas. En el siguiente paso tendrá que practicarla delante de una sola persona cercana para usted. En una tercera ocasión la puede practicar con tres o cuatro personas. Y así, hasta reunir un pequeño grupo de personas, con el que pueda hacer un ensayo que se acerque lo más posible a la realidad. De esta manera no sólo desarrollaremos estrategias propias sino que nos iremos acostumbrando a la situación y la respuesta del miedo se reducirá. Lo que debe tener claro es, que si no llega hasta el final nunca podrá superarlo, por tanto, en sus manos está.