El miedo, esa emoción que tratamos de evitar categorizando y ordenando también es susceptible de ser clasificado, ordenado, categorizado.

Así pues, si usted tiene miedo a las abejas, sufre una Apifobia. Si el acto sexual le produce temor tiene usted una Cipridofobia y si el miedo es al amanecer, sufre una Eosofobia.
Sufre de Harmatofobia si teme el error, y una Teofobia si a lo que teme es a Dios.
Si le horroriza hasta temblar, la pobreza, sufre de Peniafobia y si el ser humano, en si mismo le aterroriza, es usted un Antropofobico.
Si el terror se lo genera el ser usted mismo, sufre de Autofobia.
El ser tocado ¿es lo que le asusta?, pues entonces tiene usted una Hafefobia.
Si tiene miedo a los misiles (como para no...), tiene la conveniente y deseable Balistofobia.
Por último, si tiene miedo a todo, lo suyo es una Panfobia, y si el miedo es a las fobias mismas, tiene la llamada Fobofobia.
En el lenguaje vivimos, en el lenguaje somos, y a veces estamos perdidos en el lenguaje.